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"Todo el que crea que lo de afuera es lo más importante a la hora del banquete comerá solo las cáscaras"
O.Z.G

miércoles, 11 de febrero de 2009

Puertas por donde escapan las palabras...

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Y una vez... dijiste tan sólo unas pocas palabras y acaso sin querer me abriste una puerta tan ancha... tan grande... tan pesada... y entonces comprendí... releyendo unos versos... releyendo unas escenas... escritas hacía tiempo y con tanta pasión... de esa que en ocasiones opaca al talento y brinda tanto más que años de cátedra... comprendí cuánto me gustaba lo que hacía, cuánto me llenaba desde la inspiración hasta el garabato ya leído y olvidado... y fue ahí la pregunta... años de esconder tanto... y tan mío... quién es juez... quién es parte... no podía sentarme a esperar que me aprobaran... quién además... siempre estarían los cobardes acusadores índices entablillados por el idiotizante no hacer nada... firmes esperando para dar el gatillazo... a quién podía importarle... cuántos otros... a cuántos otros yo... estaba negándoles esto que por las noches acaso cuando faltaba el vino y en penumbras me acariciaba el alma... eso mismo... eso que antes mostraba con tal entusiasmado desparpajo... anestesiado ahí... por las dudas... por si quedara ahí... reflejado en mis palabras algo tan mío... tan íntimamente reprimido y achacado... que pudieran verme un poco más el alma... y entonces esa vez entendí algo... después... después escuché atenta algunas otras voces... y entendí que sí, me daba... ¿miedo? que me vieran desnuda en cada uno de mis versos... mal rimados, apenas esbozados... incongruentes... casi analfabetos... y no lindos... sino tal vez tan sólo reveladores... tan sólo un poco más de sentido de la vida, de mí-vida... expresado... Y más tarde... ya junto a tus palabras, y las de algún autor y mis ganas de apretar bien, bien fuerte los párpados y abrir grandes los brazos... terminé viendo esa bella película, en un cine repleto de pupilas... y me ví en cada uno de esos tres personajes... como si al escribirla hubiese dicho, "para no deschabarla la fragmento en más de una persona"... como si antes de crearlos a ellos fuera a mí que me hubiera soñado... Y comprendí... que todo volvía a un sábado de diciembre... cuando escuché así de frente a una bombilla oliente a yerba tus palabras, eso era... ya daba igual a estas alturas... releí cada uno de mis versos... y sentí tanto alivio... tanto placer recóndito... tanto anhelo... y me sentí como un cuarto personaje de aquel cineasta loco y adorado, que enojado con el mundo escribe obras para luego negárselas a la gente... pero en cambio, a diferencia de él, dejé de negar mi intento de crear y compartir eso apenas creado... en un esfuerzo enorme por no dejar caer sobre mi espalda esa puerta que juntas, acaso sin que lo supieras, empujamos ese sábado a la tarde allá en el monstruo Baires... y me propuse, no dejar caer la puerta, no cerrarla jamás... en honor, en agradecimiento, en homenaje, a que existan estas personas, como vos, en la vida, y que se hayan colado así en puntillas por entre las goteras de mis días... y en un grito y un intento desesperado de que se den estos hermosos momentos de iluminarnos el alma con una mente puramente abierta al reencuentro con uno mismo... Y en ese mismo intento otra vez sentí... ¿miedo? y abrí grande los brazos y me arrojé al vacío de disfrutar sin registro ni reveses... y comprendí que no bastaba la aprobación ajena, ni el gusto ajeno... ni la excelencia en lo que estaba haciendo... ni nada... más que el momento exacto en el que el embriagante humo de la inspiración me acechaba... el momento preciso en el que mi alma, en un romance eterno con la mente se rozaban, y entonces, esa explosión de los sentidos a través de inconexas ideas y palabras apenas asomadas, delineadas por una mente ajena a todo, excepto al aquí y ahora de estar incluso sin estar en mí resumiendo un universo mágico en palabras... y luego... cuando llega la calma, la hora de sentir el vacío tan lleno de la obra acabada... que quedaba... solamente el vino cotidiano de compartir aquello que yo creaba... que tanto me llenaba, rescataba... y por cierto liberaba... y en ese mismo instante tu mirada... y tu voz repitiendo unas palabras... y el eco de palabras ya gastadas... que tal vez ni recuerdes que soltaste pero que sin saberlo yo tampoco se fueron acurrucando en cada bocacalle de mi alma... era eso... a veces no sobran las palabras... a veces hacen falta... a veces nos abrigan en plena madrugada...
A.C - 10/02/2009

1 comentario:

  1. Porque fracturó las esquinitas de mis huesos...quiero brindar!,
    porque en ese instante en que su vida era tranquila y feliz,y la vino a revolver con bollitos y miel,
    salió en torrente
    el miedo y las ganas de sentir
    y QUISO saborear
    la masa de su pan...
    SALUD!!

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...palabras gastadas, apretadas, inventadas, recién paridas, escupidas, asustadas, remendadas, escondidas, rebeldes, desengañadas, en puntillas, a carcajadas, garabateadas... de las que anidan pronto entre los párpados cuando murmuran encuentro de miradas...
A la salud de tus palabras...

Garabateando acordes...